Mi viaje a Mexico

Cuando a principio de año pase por México en un viaje por trabajo, al llegar a un pueblo llamado Presidente Prudenente en Monterrey, me tropecé con una rotonda muy especial llamada “la rotonda del tiempo”, en la cual al entrar en ella, perdes un día de tu vida… Suena increíble pero es real… Perles un día de tu vida.
Es así como en ese pueblo hay personas (principalmente los mas chicos) que con el afán de ser grandes dan varias vueltas a la rotonda para quemar etapas de su vida y ser como sus padres. Y es así que encontras mucha gente grande y pocos chicos, incluso el intendente del pueblo llego, en un momento, a prohibir el paso por ese lugar clausurándolo definitivamente, porque se quejaba que era un pueblo de gente muy grande (Jubilados ) y faltaba gente joven para trabajar.

Esto origino que mucha personas se enojara y se manifestara en contra del cierre, principalmente los enfermos porque veían en la rotonda una forma de curarse mas rápido. Porque si tenias un enfermedad, por ejemplo fiebre en vez de estar dos o tres días en reposo, te dabas dos o tres vueltas al lugar y te curabas. Incluso el lugar también era conocido como “la rotonda sanadora”

A raíz de todas estas quejas, el intendente tuvo que abrir nuevamente la rotonda y dejar que la gente siguiera utilizando ese camino.
Por eso, cuando paso el micro por ahí, previamente se detuvo y el chofer pregunto a cada uno de los pasajeros si estábamos dispuestos a seguir por ese camino o no. Yo como veía que todos decían que si y no creía en ese cuento, le conteste lo mismo que el resto y entonces pudimos seguir nuestro camino.

Ahora si me preguntan que se siente, haber perdido un día de mi vida… la respuesta es simple no se siente nada, solo ves que al salir de esa rotonda y preguntar como va todo, te cuentan lo que paso el día anterior y ahí reaccionas diciendo “Mira lo que me perdí por no estar” o “que bueno que no estuve”.

Solo al volver a la Argentina te pones a pensar en todo eso y ves que “el tiempo pasa, nos vamos poniendo viejos…”